sábado, 9 de abril de 2011

Maeso, melodía, rigor, sarcasmo


XIII
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Irse despidiendo en vivo de nosotros mismos, zanjando la cuestión de
.....un pálpito con kilómetros de por medio y no hacia abajo.
Así unas diez o doce veces y al grito de circulen circulen, no quiero
.....corros y mucho menos con los niños.
Hacia la mitad, si es noviembre y llueve, si muy mansamente y para
.....ti sola llueve,
pones un disco de jazz, pones un gato en el sofá, pones en agua la
.....Santa Cena y Las Completas de Lenin,
te asomas a la válvula mitral y te pones a mirar en el haber
.....del a-ver-a-ver averquéqueda.
Y eso es todo.
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Más de uno se sacó los ojos.
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El bebedor de los arroyos, 2000
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Hormigas
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A menudo pisamos hormigueros.
O una chispa se nos cae de pronto ahí.
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Y sabemos qué sucede dentro.
Y sabemos a quién busca cada hormiga,
antes de escapar del fuego.
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Porque recuerdo que alguna vez
nos miramos aterrados,
sueño con frecuencia
que nos buscamos como ellas.
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A menudo, como las hormigas
que en medio de la pira
buscan su pareja, pienso en ti.
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Vamos, vemos, 2004
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Nada que perder
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Sólo cuando nadie espera,
sólo cuando nada importa,
todos los senderos te salen al encuentro.
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No todos. No el del amor. No el de la alegría.
Tampoco el de la calma.
No son tantos: Quitas de aquí y de allá
y el saldo disponible de tu ira siempre
es inferior a la paz solicitada.
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Aún así, éste es el gran instante
en que ningún atajo
se atreve a preguntarte si tienes miedo.
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Es la hora de la tajante estrella y tuya es.
La que vive en la columna del árbol.
Bébela. Aún no eres traficante o pordiosera.
Guerrillera de la bolsa o de Ruanda.
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Aún es el instante en el que sabes
que puedes serlo todo. Apúralo.
Dura poco. Sabrás lo que es vivir
por donde nada importe
y aunque nadie espere.
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Basura Mundi, 2008
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María Ángeles Maeso (1955, Valdanzo, Soria. Vive en Madrid desde 1972). Además de los libros de poesía mencionados: Sin regreso, 1990. Trazado de la periferia, 1996. Y su novela, Perro, 2004.

1 comentario:

  1. No puedo menos que releerte con memoria pegajosa de lo que antes leí de ti. Y me sacudo la cabeza y no cae ningún olvido. y Vuelvo... y vuelvo.
    Juan Disante -Buenos Aires

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