sábado, 30 de abril de 2011

John Berger, un instante

...Nos despertamos en casa de un amigo; una casa en la que había un piano. Habíamos dormido en un colchón en el suelo. El piano estaba en la habitación de abajo. Los dos niños de la casa estaban tocando un ejercicio antes de ir a la escuela. Un ejercicio para cuatro manos. A veces se equivocaban y volvían a empezar la frase.
...
...Si el nuestro fuera el siglo XVIII, cuando las preguntas se abrían distraídamente, como las puertas sobre los jardines, te hubiera preguntado: ¿recuerdas?. Pero en nuestro siglo, cuando sólo el mal y la indiferencia son ilimitados, no podemos permitirnos hacer preguntas innecesarias; más bien hemos de defendernos con la certeza que encontremos más a mano. Sé que recuerdas.
...
...Los dos niños tocaban suave y aplicadamente, y las notas inundaban toda la casa. Tú me dabas la espalda y mis manos rodeaban tus pechos. No nos movimos. La música merecía que la escucháramos un poquito, y la escuchamos, al igual que uno mira sin llegarlo a ver realmente el papel pintado de un cuarto de hotel. Ese despertar con la música que los niños tocaban suave y aplicadamente antes de ir a la escuela fue lo más cerca que podremos estar nunca, mi vida, de despertarnos en casa antes de nuestra partida.
.
.
John Berger (1926, Londres. Vive y trabaja en un pueblo de los Alpes), de Páginas de la herida, Visor, 1995. Novelista. Ensayista. Ha publicado, entre otros libros de ficción: G, 1994. La trilogía De sus fatigas -Puerca tierra, Una vez en Europa y Lila y Flag-.

martes, 26 de abril de 2011

Un poema de Ana Merino

Terapia del adiós
.
Respira
y deja que te habite
ese cosquilleo
que cruza el umbral de tu puerta,
deja que germine
esa sensación
de deseo enhebrado
que hoy te espía
y se alimenta de tu extrañeza
y brota de la curiosidad
como si fuese
el espejismo puro
de una niñez perdida
que dibuja en silencio
la frágil silueta de tu sombra.
.
Deja que se enrede en tus miedos
que se refleje en ti
como un cometa helado
para que su rastro
se fabrique con tu aliento
y exista porque quieres
anudar el lenguaje sigiloso de su cuerpo
sin que apenas se inmute
el surco cotidiano de las cosas.
.
Deja que nazca
para que pueda recordarte
y su amor se parezca
al vértigo secreto de la vida
y aprenda a conformarse
con un sorbo de tiempo disfrazado
de muchas despedidas.
.
.
Ana Merino (1971, Madrid. Vive en Iowa), de Curación, Visor, 2010. Ha publicado, en la misma editorial, cuatro títulos más, entre ellos: La voz de los relojes, 2000 y Compañera de celda, 2006. Ensayo: El cómic hispánico.

sábado, 23 de abril de 2011

Janis Joplin y Alejandra Pizarnik


.
.
.
.
Para Janis Joplin
.
tus ganas de ladrar en vez de
a cantar dulce y a morise luego
.
cantar como para la gitana de Rousseau, dormir.
más lecciones de terror.
.
es preciso llorar tanto para poder decir
la más pequeña canción.
gritar tanto para cubrir los agujeros de la ausencia.
vos y yo no hicimos otra cosa.
me pregunto si eso no aumentó el error.
.
sé de qué momentos de abandono estuvo agujerada
tu vida.
.
hiciste bien.
por eso me confío a una niña monstruo.
.
escrito en el crepúsculo
un mundo oh lenguaje oh Isidoro
.
.
Janis Joplin (1943, Port Arthur, Texas - 1970, San Francisco)
Alejandra Pizarnik (1936, Buenos Aires, 1972) de Textos de sombra, tomado de la revista La torre de papel, Buenos Aires, 1980

miércoles, 20 de abril de 2011

Joan Navarro: Poetas de Cabo Verde

.
Salió el número 49 de la revista digital, de la SérieAlfa. art i literatura, del poeta valenciano Joan Navarro (1951). Dedica este número primaveral a ocho poetas de Cabo Verde.

Su dirección: http://seriealfa.com/alfa/alfa49/primera.htm
.
Construcción en vertical
.
Con palitos de fósforos
puedes construir un poema.
.
Pero atención: el uso de la cola
dañaría tu poema.
.
No tiembles: tu corazón,
aún más que tu mano,
te puede traicionar. ¡Cuidado!
.
Un poema así es arduo.
Sin cola y en vertical,
puede durar una eternidad.
.
Cuando esté acabado,
no lo firmes, el poema no es tuyo.
.
Arménio Vieira (1941, Praia, capital del país, en la isla de Santiago).
.
.
Carta ilegal
.
Soy un fuera de la ley, no tengo moral
Sé robar, estafar y mentir
Mi carácter fue de piedra y cal
Aviso en la puerta: ¡espero derrumbarme!
Salta a la vista a cualquier policía
Sé ladrar como un perro rabioso
Y un día de estos aún soy noticia
Por haberme abalanzado sobre algún viejo
¡Y muerdo!
Ando siempre a contramano
Fumo, bebo, sin moderación
Ando también muy empalmado
Pincho neumáticos, le pego al enano
¡Sé que no tengo perdón!
En la ley no encajo
Me llaman de todo, incluso burro
Voy pobre, triste y lento
¡Juro por dios, no sé por qué voy dentro!
.
Eileen Almeida Barbosa (1982, Sâo Vicente).
.
.
Fotografía y traducción: Joan Navarro
.

.

.


miércoles, 13 de abril de 2011

Librería Alberti: Aniversario de la República



















.
La librería Alberti invita a los actos en conmemoración del 14 de abril. A 80 años del inicio de la República en España (14 de abril 1931 - 1 de abril de 1939).
.
Miércoles 13 de abril: Los voluntarios suizos en la Guerra Civil Española. Presentan: Agustin Lozano y Andrés Chamorro. El libro es una aproximación rigurosa sobre la participación de los voluntarios suizos en las Brigadas Internacionales, su lucha por las libertades y democracia. Su autor, Peter Huber, en colaboración con Ralph Hug, realizan un mosaico de breves relatos biográficos de los voluntarios: sus motivos por venir, sus vidas anteriores a la Guerra Civil Española, las vicisitudes posteriores, sus acciones bélicas, sus actos heroicos y otros no tanto.
.
.
Jueves 14 de abril: Libro de cocina de la República. Participan: su autor, Isabelo Herreros; el escritor y periodista Lorenzo Díaz; el escritor y guionista, Alvaro Lion-Depetre; el escritor José Esteban y el editor, Jesús Egido. Un recetario completo, con ilustraciones de las revistas domésticas de la época. Por sobre todo, un libro sobre la vida cotidiana de muchos hogares españoles que comenzaban a ser modernos.
.
.
El horario de ambas presentaciones: 19 hs.
.
Librería Alberti
c/ Tutor, 57
Tel: 915 443 370

sábado, 9 de abril de 2011

Maeso, melodía, rigor, sarcasmo


XIII
.
Irse despidiendo en vivo de nosotros mismos, zanjando la cuestión de
.....un pálpito con kilómetros de por medio y no hacia abajo.
Así unas diez o doce veces y al grito de circulen circulen, no quiero
.....corros y mucho menos con los niños.
Hacia la mitad, si es noviembre y llueve, si muy mansamente y para
.....ti sola llueve,
pones un disco de jazz, pones un gato en el sofá, pones en agua la
.....Santa Cena y Las Completas de Lenin,
te asomas a la válvula mitral y te pones a mirar en el haber
.....del a-ver-a-ver averquéqueda.
Y eso es todo.
.
.
Más de uno se sacó los ojos.
.
El bebedor de los arroyos, 2000
.
.
Hormigas
.
A menudo pisamos hormigueros.
O una chispa se nos cae de pronto ahí.
.
Y sabemos qué sucede dentro.
Y sabemos a quién busca cada hormiga,
antes de escapar del fuego.
.
Porque recuerdo que alguna vez
nos miramos aterrados,
sueño con frecuencia
que nos buscamos como ellas.
.
A menudo, como las hormigas
que en medio de la pira
buscan su pareja, pienso en ti.
.
Vamos, vemos, 2004
.
.
Nada que perder
.
Sólo cuando nadie espera,
sólo cuando nada importa,
todos los senderos te salen al encuentro.
.
No todos. No el del amor. No el de la alegría.
Tampoco el de la calma.
No son tantos: Quitas de aquí y de allá
y el saldo disponible de tu ira siempre
es inferior a la paz solicitada.
.
Aún así, éste es el gran instante
en que ningún atajo
se atreve a preguntarte si tienes miedo.
.
Es la hora de la tajante estrella y tuya es.
La que vive en la columna del árbol.
Bébela. Aún no eres traficante o pordiosera.
Guerrillera de la bolsa o de Ruanda.
.
Aún es el instante en el que sabes
que puedes serlo todo. Apúralo.
Dura poco. Sabrás lo que es vivir
por donde nada importe
y aunque nadie espere.
.
Basura Mundi, 2008
.
María Ángeles Maeso (1955, Valdanzo, Soria. Vive en Madrid desde 1972). Además de los libros de poesía mencionados: Sin regreso, 1990. Trazado de la periferia, 1996. Y su novela, Perro, 2004.

domingo, 3 de abril de 2011

Entrevista a John Cheever

Annette Grant entrevistó a John Cheever para The Paris Review. El reportaje se realizó, en numerosas ocasiones, entre 1969 y 1976. Según la periodista, un hombre difícil de entrevistar. En el copete, contó algunas de las peripecias: ...Cheever no presta atención a las críticas, nunca relee sus novelas ni sus relatos una vez publicados, y suele mostrarse poco preciso acerca de los detalles. Le desagrada hablar de su trabajo porque prefiere no mirar hacia donde ha estado, sino hacia donde va...Aunque Cheever hablaba libremente sobre sí mismo, cambiaba de tema cuando la conversación se orientaba hacia su obra...Durante el transcurso de varias visitas, lo que de hecho hicimos la mayor parte del tiempo fue comer, beber, caminar, nadar, jugar a backgammon o ver televisión...
.
Estaba leyendo las confesiones de un novelista sobre escribir novelas: "Si quieres ser fiel a la realidad, empieza a mentir sobre ella". ¿Qué le parece?
Tonterías. Para empezar las palabras verdad y realidad no poseen significado alguno si no se fijan en un marco de referencia comprensible. No hay verdades obstinadas. En lo que respecta a mentir, me parece que la falsedad es un elemento fundamental de la ficción. Parte de la emoción de que le cuenten a uno una historia procede del hecho de ser engañado o seducido. Nabokov es un maestro en este tema. Contar mentiras es una especie de juego de manos que muestra nuestros sentimientos más profundos acerca de la vida.
¿Puede poner un ejemplo de una mentira absurda que diga mucho acerca de la vida?
Por supuesto. Los votos del sagrado matrimonio.
¿Y qué ocurre con la verosimilitud y la realidad?
La verosimilitud es, a mi entender, una técnica que uno explota para asegurar al lector la veracidad de lo que se está contando. Si el lector realmente cree que está sobre una alfombra, la puedes sacar de debajo de él. Claro que la verosimilitud es también una mentira. Lo que he querido siempre de la verosimilitud es la probabilidad, que es en gran medida el modo en que vivo. Esta mesa parece real, la cesta de fruta pertenecía a mi abuela, pero una loca podría entrar por la puerta en cualquier momento.
¿Qué siente al desprenderse de sus libros cuando los termina?
Tras terminar un libro, suelo tener una sensación de fatiga clínica. Cuando terminé mi primera novela, La familia Wapshot, estaba muy contento con ella. Nos fuimos a Europa y nos quedamos allí, así es que no vi las críticas y durante casi diez años no supe que no le había gustado a Maxwell Gesimar. El escándalo Wapshot resultó muy distinto. Nunca me gustó mucho el libro, y cuando quedó terminado yo estaba mal. Quería quemar el libro. Me despertaba por la noche y oía la voz de Hemingway -de hecho nunca he oído la voz de Hemingway, pero era evidente que era la suya- diciendo: Esta es la pequeña agonía. La gran agonía viene más tarde. Me levantaba y me sentaba al borde de la bañera y fumaba sin parar hasta las tres o cuatro de la mañana. Una vez juré a los poderes oscuros que estaban fuera de la ventana que nunca, nunca jamás volvería a intentar ser mejor que Irving Wallace.
No fue tan mal después de Bullet Park, en el que había logrado exactamente lo que deseaba: un reparto de tres personajes, un estilo de prosa sencilla y resonante, y una escena en la que un hombre salvaba a su amado hijo de morir en el fuego. El manuscrito obtuvo una acogida entusiasta en todas partes pero cuando Benjamin DeMott lo machacó en el Times, todo el mundo tiró la toalla y se fue corriendo a casa. Me hice daño en la pierna izquierda en un accidente y terminé tan arruinado que preparé los papeles para que trabajara mi hijo menor. Fue sencillamente una cuestión de mala suerte periodística y de haber sobrevalorado mis poderes. Sin embargo, cuando terminas un libro, sea como sea recibido, se produce un cierto desplazamiento de la imaginación. Yo no lo llamaría trastorno. Pero terminar una novela, suponiendo que es algo que quieres hacer y que te tomas muy en serio, siempre implica cierto impacto psicológico.
¿Cuánto tarda en desaparecer el impacto psicológico? ¿Existe algún tratamiento para él?
No sé muy bien qué quiere decir con tratamiento. Para disminuir el impacto juego a dados, me emborracho, me voy a Egipto, siego el campo, echo un polvo. Me meto en una piscina fría.
¿Adoptan los personajes identidades propias? ¿Se vuelven alguna vez tan ingobernables que tiene que eliminarlos de la obra?.
La leyenda de que los personajes salen huyendo de sus autores, que toman drogas, cambian de sexo y se convierten en presidente, implica que el escritor es un estúpido que no tiene ningún conocimiento ni dominio de su oficio. Eso es absurdo. Claro que cualquier ejercicio imaginativo valioso aprovecha una memoria tan compleja y apabullante que disfruta realmente del carácter expansivo -los giros sorprendentes, la respuesta a la luz y a la oscuridad- de cualquier ser vivo. Pero la idea de que los autores vayan corriendo inútilmente tras sus estúpidas invenciones resulta deleznable.
¿Tiene que ser el novelista el propio crítico?
No tengo vocabulario crítico y poseo muy poca perspicacia crítica. Creo que éste es uno de los motivos por los que siempre me muestro evasivo con los entrevistadores. Mi comprensión crítica de la literatura se sitúa mayoritariamente a un nivel práctico. Utilizo lo que quiero, y eso puede ser cualquier cosa. Cavalcanti, Dante, Frost, cualquiera. Mi biblioteca está terriblemente desordenada y desorganizada; arranco lo que deseo. No creo que un escritor tenga la responsabilidad de contemplar la literatura como un proceso continuo. Considero que muy poca literatura es inmortal. A lo largo de mi vida he conocido libros que han servido maravillosamente bien y luego han perdido su utilidad, quizá por poco tiempo.
¿Cómo "utiliza" esos libros...y qué es lo que hace que pierdan su "utilidad"?
Utilizo un libro en el sentido de la excitación que me provoca encontrarme como receptor de nuestro medio de comunicación más íntimo y agudo. A veces son caprichos pasajeros.
Suponiendo que carece de un vocabulario crítico ¿cómo, entonces, sin una larga educación formal, se explica sus considerables conocimientos?
No soy un erudito. No lamento esta falta de disciplina, pero admiro la erudición de mis colegas. Claro que tampoco soy ignorante. Esto puede explicarse por el hecho de que me crié en la última época de la Nueva Inglaterra cultural. Todo el mundo en mi familia pintaba, escribía, cantaba y sobre todo leía, ya que la lectura era un medio de comunicación bastante común y aceptado en Nueva Inglaterra al comienzo de la década. Mi madre afirmaba haber leído Middlemarch trece veces; me atrevería a decir que no. Tardaría una vida entera.
¿Acaso no lo hacía un personaje de La familia Wapshot?
Sí, Honora...o no recuerdo quién...afirma haber leído trece veces ese libro. Mi madre solía dejar Middlemarch fuera en el jardín y le llovía encima. Gran parte de ella está en la novela; es cierto.
En ese libro, uno casi tiene la sensación de haber estado escuchando a su familia a escondidas
La Familia no se publicó (y ésto fue una consideración) hasta la muerte de mi madre. Una tía (que no aparece en el libro) dijo: No volvería a hablarte si no supiera que tiene doble personalidad.
¿Creen su familia o amigos a menudo que aparecen en sus libros?
Sólo (y creo que todos piensan lo mismo) en un sentido de desprestigio. Si pones a alguien con un audífono, asumen que los has descrito...aunque el personaje puede ser de otro país y tener un papel completamente distinto. Si pones a gente enfermiza o torpe o imperfecta en algún sentido, se identifican inmediatamente. Pero si pones gente hermosa, nunca se sienten identificados. La gente siempre está más dispuesta a criticarse que a hablar bien de sí misma, sobre todo la gente que lee ficción. No sé cuál es el vínculo que establecen. Por ejemplo, me ha pasado que una mujer cruzara un gran salón de actos para decirme: ¿Por qué escribió una historia sobre mí?. Y yo intentando averiguar qué historia había escrito. Bueno, al parecer diez relatos atrás mencioné a alguien con los ojos rojos; ella se percató que tenía los ojos inyectados en sangre ese día y asumió que la había tomado como modelo.
¿Les indigna, creen que no tienen sus derechos respecto a sus propias vidas?
Sería más agradable si pensaran en el aspecto creativo de la escritura. No me gusta ver a personajes que creen que les han calumniado cuando nadie pretendía eso. Claro que algunos escritores jóvenes tratan de ser insultantes. Y algunos viejos también. La calumnia es, por supuesto, una fuente enorme de energía. Pero estas no son las energías puras de la ficción, sino sencillamente el carácter calumnioso de un niño. Es lo que uno encuentra en los trabajos de los estudiantes novatos. La calumnia no es una de mis energías.
¿Cree que su pantalla interior de la imaginación, el modo en el que proyecta los personajes, se ha visto influida en algún sentido por el cine?
Los escritores de mi generación y los que crecieron con el cine han aprendido mucho sobre estos medios infinitamente distintos y saben qué es lo mejor para la cámara y lo mejor para el escritor. Uno aprende a saltarse la escena de la multitud, la puerta profética, la ironía banal de acercar la imagen a las patas de gallo de la bella. Creo que la diferencia entre estos oficios se entiende claramente, y por tanto no sale ninguna película buena de la adaptación de una buena novela. Me encantaría escribir un guión original si encontrara un director comprensivo. Hace años René Clair iba a rodar una de mis historias, pero tan pronto como la oficina comercial se enteró se llevaron todo el dinero.
(continúa)
.
John Cheever (1912, Quincy, Massachusetts -Ossining, New York, 1982), de The Paris Review. Entrevistas. El Aleph Editores, 2007. Selección de Ignacio Echaverría. Traducción: Raquel Herrera. Libros de Cheever editados, entre otros: La Familia Wapshot. La geometría del amor. Falconer. Esto parece el paraíso. Relatos I. Relatos II. Diarios.