sábado, 18 de diciembre de 2010

Levertov: mirada, imaginación, oficio

Vestigio
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Mi amistad con de uno a dos, o tres, sí tres
hombres por los que sentí
una vez un deseo desenfrenado, hiriente,
aún conserva, tras tantas transformaciones,
restos de aquella fragancia,
como en un cofre donde cierta vez
se guardaron las hojas de una hierba exótica,
hierba de propiedades variadas, curativas y peligrosas,
pero ya muy mustia.
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Dádiva
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Justo cuando piensas que no eres
más que un frágil entramado de
preguntas, te depositan
las preguntas de otros
en tus manos vacías,
huevos de cantor que aún pueden
romper si les das calor,
mariposas que se abren y cierran
en el cuenco de tus manos; confían que no dañes
su polvillo, su pelusa centelleante.
Los otros te dan sus preguntas
como si fueran respuestas
a todas tus dudas. Sí, quizás
en sus dádivas esté la respuesta.
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Justa advertencia
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Lluvia entre tinieblas. El búho,
terror de los que son su presa,
merodea hambriento.
Lúgubre, suave y solemne, hace notar,
una y otra vez su presencia;
su llamada una cascada de fúnebres notas,
su tono casi de paloma.
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Denise Levertov (1923, Essex, Inglaterra -1997, Maine, Estados Unidos), de su último libro, Arenas del Pozo. Traducción: José Manuel Rodríguez Herrera. Publicó más de veinte libros de poesía, entre ellos: Aquí y ahora, 1957. La danza de la tristeza, 1967. Arenas del pozo, 1994-96. El gran vuelco de su poesía se produce cuando llega a Estados Unidos, en 1948, época de gran efervescencia poética, con William Carlos Williams a la cabeza. Defensora de los derechos humanos, tuvo una activa participación en contra de la guerra de Vietnam.
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