lunes, 27 de diciembre de 2010

Pan, paz y sueños para el 2011


Que tengan unas buenas fiestas, amigos, y un 2011 con proyectos y plenitud. Suspenderé, durante unos días, las entradas. Un abrazo, para cada uno, y nos reencontraremos alrededor del 7 de enero. Los dejo, mientras tanto, en la compañía y las voces, en el video que sigue, de esos seres extraordinarios, dialogando, entre ellos, y con Violeta Parra. Salud!!.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Parra: Sosa, Chico, Milton, Gal y Caetano

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Volver a los 17, de Violeta Parra. Show realizado por Chico Buarque y Caetano Veloso en la Rede Globo, Brasil, 1986. Invitan a Mercedes Sosa, Gal Costa y Milton Nascimento (lamento un ruidito extraño, molesto, pero es la más nítida de las grabaciones que encontré).

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Revista del poeta valenciano Joan Navarro

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Salió la revista digital nº 48 de la SérieAlfa. art i literatura, del poeta y filósofo, de lengua catalana, Joan Navarro (Valencia,1951). Revista cuatrimestral, dedicada a poetas y poéticas de diversos países, con traducciones al español, entre otras lenguas. En este número invernal, La càmera de l'ull: L'ull de l'escriptura (La cámara del ojo: El ojo de la escritura), presenta textos de Gemma Gorga i López (1968, Barcelona), Lígia Dabul (1959, Brasil), Margo Ohayon (Touraine), Edda Armas (1955, Caracas), Teresa del Valle Salinas (1952, La Rioja, Argentina) y Fina Cardona (Valencia).
Tiene otras dos secciones: Llibre del Tigre, donde aloja, por abecedario, autores que incluyan la palabra Tigre en sus poemas; y Vària, con textos y diseños.

Su dirección:

http://seriealfa.com
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lunes, 20 de diciembre de 2010

Un poema de Anne Carson

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XIX. UNA CONVERSACIÓN ENTRE IGUALES, NADA MÁS DIFÍCIL
DE LOGRAR EN ESTE MUNDO ESTANDO COMO ESTAMOS
...EN HABEAS CORPUS (DICE KEATS) AJENOS A
.....TODO ASOMBRO, CURIOSIDAD Y MIEDO.
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Cobarde.
Ya sé.
Traidor.
Sí.
Oprtunista.
Ya veo por qué lo piensas.
Esclavo.
Sigue.
Criatura infiel lasciva.
De acuerdo.
Mentiroso.
Qué puedo decir.
Mentiroso.
Pero.
Mentiroso.
Pero por favor.
Destructor mentiroso sádico falso.
Por favor.
Por favor qué.
Sálvame.
A quién más se lo has dicho.
A nadie.
A nadie dice.
Ten valor.
Imbécil.
Oh amor mío.
Calla.
Escúchame solo quería merecerte.
Estás loco.
No sí no importa.
Vives una vida simulada.
Sí sí pero es por ti.
Por mí.
Son mis trofeos mis campañas mis honores los pongo a tus pies.
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Las mujeres.
Sí.
La mentira.
Sí.
La vergüenza.
No no hay vergüenza.
La vergüenza que yo siento.
Sólo hay vergüenza en la retirada.
Ah.
Y yo nunca me retiro.
Supongo que no.
Sé mi aliada.
De qué estamos hablando ahora.
Si no quieres seguir adelante con esto pararé.
No pares.
Lo he dicho todo antes.
Qué nos está pasando.
Las incertidumbres de la guerra.
Por qué estamos en guerra.
Porque no quiero renunciar.
Tus sueños son un caos.
Son mi obra maestra.
Entonces que Dios nos ayude.
Dios no tiene sitio en la guerra y su locura bueno hay que perseverar
en esa locura que el mundo tarde o temprano llamará éxito.
No, no va a arreglarse ni a tener sentido ni a salir a la luz en
...cierto modo este amasijo de desorden y dolor es nuestra vida.
Sí.
Eso que tú llamas tu libertad.
Eso que llamamos nuestro amor.
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Anne Carson (1950, Toronto), Poeta. Ensayista. Profesora en La universidad de Míchigan. Poema de La belleza del marido: un ensayo narrativo en 29 tangos, Lumen, 2003. Traducción: Ana Becciu. Hombres en sus horas libres, Pre-textos, 2007

sábado, 18 de diciembre de 2010

Levertov: mirada, imaginación, oficio

Vestigio
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Mi amistad con de uno a dos, o tres, sí tres
hombres por los que sentí
una vez un deseo desenfrenado, hiriente,
aún conserva, tras tantas transformaciones,
restos de aquella fragancia,
como en un cofre donde cierta vez
se guardaron las hojas de una hierba exótica,
hierba de propiedades variadas, curativas y peligrosas,
pero ya muy mustia.
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Dádiva
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Justo cuando piensas que no eres
más que un frágil entramado de
preguntas, te depositan
las preguntas de otros
en tus manos vacías,
huevos de cantor que aún pueden
romper si les das calor,
mariposas que se abren y cierran
en el cuenco de tus manos; confían que no dañes
su polvillo, su pelusa centelleante.
Los otros te dan sus preguntas
como si fueran respuestas
a todas tus dudas. Sí, quizás
en sus dádivas esté la respuesta.
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Justa advertencia
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Lluvia entre tinieblas. El búho,
terror de los que son su presa,
merodea hambriento.
Lúgubre, suave y solemne, hace notar,
una y otra vez su presencia;
su llamada una cascada de fúnebres notas,
su tono casi de paloma.
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Denise Levertov (1923, Essex, Inglaterra -1997, Maine, Estados Unidos), de su último libro, Arenas del Pozo. Traducción: José Manuel Rodríguez Herrera. Publicó más de veinte libros de poesía, entre ellos: Aquí y ahora, 1957. La danza de la tristeza, 1967. Arenas del pozo, 1994-96. El gran vuelco de su poesía se produce cuando llega a Estados Unidos, en 1948, época de gran efervescencia poética, con William Carlos Williams a la cabeza. Defensora de los derechos humanos, tuvo una activa participación en contra de la guerra de Vietnam.
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martes, 14 de diciembre de 2010

Morente: tu voz, para siempre, Maestro!

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Enrique Morente (1943, Albaicín, Granada -2010, Madrid), documental junto a Tomatito, Morente sueña la Alhambra. Este innovador, este hombre que revolucionó el flamenco, sus vísceras, sus formas, sus letras y su música, este hombre, capaz de combinar la raíz del flamenco con el jazz, el rock, el tango, la música cubana, la nigeriana, entre otras. Para ejemplos, sólo mencionar su disco Omega, con letras de Poeta en Nueva York, de Lorca, música de Leonard Cohen y el grupo rockero Lagartija Nick. Otro ejemplo de fusiones, en Morente sueña La Alhambra, María Zambrano dialoga, entre otros, con Pat Metheny. Este hombre, amigo de los poetas, que cantó a Hernández, a García Lorca, a Alberti, a Machado, a Lope de Vega, a San Juan de la Cruz, y a tantos otros. Con su muerte, ayer, con la ida de este Maestro/niño, su familia, el flamenco, Granada, La Alhambra, y todos, todos los que lo respetamos, estaremos un poquitín más solos. Nos quedará su voz. Para siempre. Siempre. Gracias Maestro, Gracias!!.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Los aullidos de Allen Ginsberg

Un supermercado en California
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..Qué ideas tengo de ti esta noche, Walt Whitman, porque
caminé por las calles laterales bajo los árboles con un dolor
de cabeza consciente de mí mismo mirando la luna llena.
..En mi fatiga hambrienta, y comprando imágenes, entré
al supermercado de frutas de neón, ¡soñando con tus enumeraciones!
..Qué duraznos y qué penumbras! ¡Familias enteras
comprando por la noche! ¡Pasillos llenos de maridos!
¡Esposas en las paltas, bebés en los tomates! y tú,
García Lorca, ¿qué estabas haciendo junto a las sandías?.
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..Te vi, Walt Whitman, sin hijos, viejo mendigo solitario,
husmeando entre las carnes en el refrigerador y echando el ojo
a los muchachos del supermercado.
..Te oí preguntando a todos: ¿Quién mató a las chuletas de
cerdo? ¿Cuánto valen los plátanos? ¿Eres tú mi ángel?
..Anduve dentro y fuera de los brillantes montones de latas
siguiéndote, y seguido en mi imaginación por el detective del negocio.
..Caminamos juntos a grandes pasos por los abiertos corredores
en nuestra solitaria fantasía probando alcachofas, poseyendo
todas las delicias congeladas, y nunca pasando por la caja.
..¿Dónde vamos, Walt Whitman? Las puertas se cierran en
una hora. ¿En qué dirección apunta tu barba esta noche?
..(Toco tu libro y sueño con nuestra odisea en el supermercado
y me siento absurdo)
..¿Caminaremos toda la noche a través de calles solitarias?
Los árboles añaden sombra a la sombra, luces apagadas en las
casas, los dos estaremos solitarios.
..¿Pasearemos soñando con la América perdida del amor más
allá de los automóviles azules estacionados, hacia nuestra
cabaña silenciosa?
..Ah, querido padre, barbagrís, viejo solitario profesor del
coraje, ¿qué América tuviste cuando Caronte dejó de empujar
su barca y bajaste en una humeante ribera y viste el bote
desaparecer sobre las negras aguas del Leteo?
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Allen Ginsberg (1926, Paterson, New Jersey - 1997, New York), de Aullido. Traducción: Rodrigo Olavarria. Algunos de sus libros: Aullido, 1956. Kaddish y otros poemas, 1961. Sandwiches de realidad, 1963. Las cartas de la ayahuasca, junto a Burroughs, 1963. Noticias del Planeta, 1968. Sudario blanco, 1987.

Baez, su voz, protestas mundiales de los 60

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Joan Baez (1941, State Island, New York). We shall overcame (Venceremos). Un gospel, convertido en folk, se convierte, en la década del 60, en la canción de protesta por los Derechos Humanos, la guerra de Vietnam, y las dictaduras. Joan Baez, el rostro, la voz mítica de esta canción.
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miércoles, 8 de diciembre de 2010

Blanca Varela: alas, fuego, música

Secreto de familia
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soñé con un perro
con un perro desollado
cantaba su cuerpo su cuerpo rojo silbaba
pregunté al otro
al que apaga la luz al carnicero
qué ha sucedido
por qué estamos a oscuras
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es un sueño estás sola
no hay otro
la luz no existe
tú eres el perro tú eres la flor que ladra
afila dulcemente tu lengua
tu dulce negra lengua de cuatro patas
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la piel del hombre se quema con el sueño
arde desaparece la piel humana
sólo la roja pulpa del can es limpia
la verdadera luz habita su legaña
tú eres el perro
tú eres el desollado can de cada noche
sueña contigo mismo y basta
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Escena final
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he dejado la puerta entreabierta
soy un animal que no se resigna a morir
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la eternidad es la oscura bisagra que cede
un pequeño ruido en la noche de la carne
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soy la isla que avanza sostenida por la muerte
o una ciudad ferozmente cercada por la vida
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o tal vez no soy nada
sólo el insomnio
y la brillante indiferencia de los astros
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desierto destino
inexorable el sol de los vivos se levanta
reconozco esa puerta
no hay otra
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hielo primaveral
y una espina de sangre
en el ojo de la rosa
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Blanca Varela (1926, Lima, Perú - 2009, Lima), de Valses y otras falsas confesiones y Ejercicios materiales. Poeta. Libros editados, entre otros: Ese puerto existe, 1959. Luz de día, 1963. Valses y otras falsas confesiones, 1971. Ejercicios materiales, 1978. Como Dios en la nada, antología, 1999. Donde todo termina abre las alas, poesía reunida, 2001.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Guimarâes Rosa, relatos del Brasil profundo

Contraperiplo
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¿Y usted quiere llevarme, distante, a las ciudades?. Despacio. Todo para mi, es viaje de vuelta. Y no en cualquier oficio ¿eh?. El que tuve yo hasta hoy, que me gusta y del que algo entiendo, es el de guía de ciegos: esfuerzo destino que me place.
¿Y me dejarán ir? Desde que mi ciego don Tomé pasó, me maltratan, golpean, murmuran desconfiados. Tierra de injusticias.
Aquí paramos, meses, a causa de mujer, por cuenta del fallecido. Detengan, entonces, a la mujer, aprétenla, al marido rufián, que expliquen ellos, claramente, lo que no llegó a ocurrir. Terrible, la mujer. ¡Comisario, contenga, si puede, el alma de mi señor Tomé ciego! Se amancebaba oculto con la mujer, Ña Justa, ¿alguién lo supo? Yo preveía y gobernaba. Lo que no me cabe es cómo rodó barranca abajo, cómo fue a rendir el alma. Decidir yo no decido; divulgo, apenas: que las cosas comienzan de veras por detrás de lo que ocurre, en contracurso; cuando el remate sucede, ya están desaparecidas. Suspiros. Declaro, ahora, defino apenas. Usted nada me preguntó. Yo sólo respondo a lo que no me preguntan.
Las mujeres locas por él, que era un Jesús, con su barba. Pero, él, primero, me preguntaba: -¿Es linda?. Le informaba que sí, siempre. Para mí cada mujer vive hermosa: las rojas, las pardas, las blancas, en los caminos. ¿Gustaban de él, ciego completo, porque de ellas no podía descubrir formas ni facciones?. Don Tomé se encrestaba, lavaba con jabón su cuerpo, mendigaba ropas. Yo bebía.
Deambulábamos, sitio tras sitio, sin prevenir que ya estábamos en rumbo hacia aquí. Traigo culpas sepultadas. Uno en la calle, arrastrando ciegos, suele afligirse como el que avanza, al revés de todos, contra corriente.
No era así con mi patrón. Yo dirigía él me secundaba, tomado cada uno a una punta del bastón labrado en plomo. ¿Beberé para imponerme amores de otros?. Me renegaban diciendo que no andaba ya en edad de guía de ciegos, vieja la mano, maltrecho, y además, cabezón y jorobado. El pueblo sabe las faltas. ¿Y no ha de ser que yo, para no ver, vengo a evocar lo ajeno?. Bebo. Tomo hasta apagarme, veo otras cosas. El sabía esperarme, cuando yo, borracho, terminaba en el suelo. Me aconsejaba. Súplica de ciego: que vea más de lo que ve quien pueda.
Me envidiaba: no veía que yo era defectuoso, feazo. ¡Odio era lo que sentía porque sólo yo veía enteras las mujeres que de él gustaban!. Conducir ciegos ¿es como arrastrar al condenado, al de ningún poder, al que, sin embargo, adivina más que nosotros?. El harapiento sólo puede reírse del andrajoso. Sentía ganas suaves de montarlo, sin freno, sin espuela...
Y acá estamos, así es. La mujer miró al ciego, con modos de quien entrega, con fuerza toda guardada. Esa era la distinta, la muy fulana: fea, fea a pesar de los poderes de dios. Pero quería, era fatal. Se arrodilló para pedirme, deseaba que yo, a mi señor ciego, mintiese. Procedí: -Esta es hermosa, la más, le dije, di seguridades. El ciego acarició su barba, paseó su mano por los brazos de ella, el gesto osado. Suspiró, ardiendo como ojo de brasa. No tuve remordimiento. Jadearon los dos, lloraron, enternecidos, airosos.
Se encontraban, cada noche, después que yo, con lo mejor, con lo oportuno, ambientaba y luego, a la distancia, me quedaba vigilando. La desedeñaba el marido, seco el hombre, extravagante, no asomaba jamás por su casa. ¿Alguien sospechó?. Nadie como un ciego para esconder logros. ¿Y quién vigila como yo?. Ella me daba aguardiente, comida. También él me complacía. Ponía la feria en mis manos. Me cuidaban. ¿Qué podía durar de ese modo, en tan colmada estima?.
No se aquieta la vida. Hasta que el ciego se despeñó en lo oscuro del barranco, en lo mortal. Había que verlo venirse en delicias. La mujer perseveraba -que maullara a perros, que ladrase a gatos. ¿Qué tengo que ver yo en el asunto?. Todos se empecinan en llamarme ladrón. ¿Acaso no era ciego el que murió?.
Los dos necesitándome, en las pausas. La mujer, loca, instándome a que a él le reprodujese sus presumidas bellezas. Don Tomé, de esas nuestras no contrariadas charlas a solas, extraía celo, porfías, enojos. Pero yo le informaba falsamente leal: que los ojos de ella despedían fulgores, que el resplandor de sus dientes, aquellas chispas, el sumo color de las mejillas. Don Tomé, frotando barbas, sorbía también el deleite de describirme lo que el amor le daba. Su pasión no decaía. ¿Sólo es posible no ver siendo ciego?. El marido, inmoral, bebía conmigo, quería mi complicidad, apoderarse del dinero de la bolsa...Yo, borracho y frágil, diminuto ¿debo enmendar ceguera y locura de todos?.
Yo si me dejaran, debelaba y concertaba. Pero no hay quien espere a la esperanza. Todos siguen, a tontas y a locas, hasta hacerse estallar. Entiéndame. Aquí, donde él halló el desastre, otros especulan, me afrentan y, desde el final al principio, me encuentro sin río ni puente.
Día que dio en mala noche. El se extravió, bordeando el precipicio; y en lo muy oscuro, cayendo, fue a morir. ¿No habría sido puro azar, racha negra?. Cosa de solitario desafiar, celoso, buey bufando, y ay, resbaló, roto, ensangretado, terrible, de la tierra.
¿O el marido, ardiendo por matar y robar, empujó al otro, hoyo abajo?. Es de noches alunadas cuando más son los peligros para el ciego...
Y Don Tomé, hasta el final, desvariaba: ¡Decía que estaba volviendo a ver!. Delirios de pasión, desmesuras del deseo, querer cueste lo que cueste, avistar a las mujer -sus trazos- aquella hermosura que, nosotros tres, desfeando, tanto hubimos inventado. Entreviendo que ella era de real mala figura , ¿no pudo él, desilucionado de dolor, haber llegado al suicidio, despeñarse?. No hay peor ciego que el que quiere ver...Dio en la muerte.
¿O que ella, viendo que él habría de ver, haya querido, ante todo, destrozar lo asombroso, empujándolo cuesta abajo, al visionario?. Carácter de mujer es cáscara y carozo. Ella, hacia lo último, ya se estremecía, de pavores de amor, siempre que él, palpador, con fuertes ansias, manoseaba su cara, la que él oyó decir, dedeando. Así debió ser...
Si en el momento yo estaba embriagado, borracho, cuando él se despeñó. ¿Qué puedo saber?. ¡No me entiendan!. Dios ve. Dios aturde y mata. Lo que cabe aguardar son sólo restos de vida.
Dice la mujer que me acusará del crimen, sin pena, si no me atrevo con ella...El marido, terrible, gemidor, dice que fui yo el denunciante...Feroces, los otros, amenazan, me injurian...Usted no dice nada. Tengo y no tengo. ¡Préndanme! ¡Lárguenme!. La mujer ya anda casi preñada. Me llamo Prudenciano. Ahora el ciego ya no ve más...¿La culpa será siempre del lazarillo?.
Sólo he de recomenzar si hay otras cosas por proseguir. ¿O es que Dios no es mundial?. Temo que sea yo el terrible.
Y usted, amistoso ¿todavía quiere llevarme a sus ciudades?. Decido. Pregunto por dónde ando. Acepto, sabiendo, en este lento ir hacia lejos. Volver hacia el final de la ida. Repienso, no pienso. Me escucho maldecir a mi fallecido cuando las nostalgias se me dan. Ciudad grande, allá el pueblo es infinito.
Voy, como guía de ciegos, siervo de dueño ciego, iluminante, usual en lo inusual, con usted, don Desconocido.
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Joâo Guimarâes Rosa (1908, Cordisburgo, Minas Gerais -1967, Río de Janeiro). Narrador. Uno de los grandes de las letras latinoamericanas. Traducción: Santiago Kovadloff, de Menudencia. Libros: Sagarana, 1946. Cuerpo de Baile, 1956, luego se divide en dos volúmenes: Noches del sertâo y Urubuquaquá, 1956. Gran Sertón: Veredas, 1956. Primeras historias, 1962. Estas historias, 1969. Menudencia, 1968.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Dos poetas catalanes










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Puzzle

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Deshago lo que hiciste, la tarima de piedra, la casa de madera,
el porche y el tejado, chimeneas. Los pedazos, a veces
se enganchan un poquito, como si quisieran permanecer en la coherencia
que les hizo encontrar el momento de estar donde estaban.
Como en protesta por el despropósito de volver a mezclarse.
(Y sin embargo, sólo este caos los hace existir). Era
un paisaje de otoño, y una tarea difícil montar las copas de las hayas.
(Ahora quizá podría beber un trago de aquella arena blanca y
tragarme el ahogo que he querido alejar toda la tarde).
Te pareció barato o puede que muy caro, decir que me querías, y
pasaban las horas poniendo cada pieza, pensando cada límite,
buscando la hermandad de los tonos de tierra. "El cielo
para el final, porque es lo más difícil" (Precisamente los azules
los había escogido yo, cuando empezamos).
No pude hacer el cielo, ni tú acabaste nunca el huerto de calabazas.
Y así es como ha quedado. Total, también lo hubiéramos deshecho.
Las vacaciones se acaban, la vida, las barandas, los sueños de cartón
que otros soñaron por nosotros. Caen con desapego las piezas
en la caja, tal si fueran las noches con fiebre de los niños.
La foto de la familia que hacíamos cada año, en aquel mismo banco, que
habíamos de hacernos. ¿Qué te sabe peor? ¿Que el maestro
señale de rojo la suma que está errada, o que no la haya visto?
Siempre que alguien murió yo estaba de viaje.

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Anna Aguilar Amat
(Barcelona, 1962). Transit entre dos vols, 2001. Musica i escorbut, 2002. Petrolier, 2003.
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Estambul
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No sabía que un día
te compararía a esta ciudad.
Tampoco que vendría solo a visitarla
ni que te escribiría esta carta
para decirte
que cuando hace frío en un país de calor,
pienso en ti.
..................Que cuando en el bazar
venden fruta que no es de temporada,
pienso en mí.
..................Que cuando alguien paga más de la cuenta
y lo engañan porque no sabe el vuelto,
pienso en nosotros.
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Café Laie
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El invierno son las palabras que me dices
sin ninguna hoja. Y el frío de no saber
qué contestarte. Es una espita abierta que no mana,
el silencio. Un sol tibio ilumina el fondo
de las tazas ya bebidas.
.....................................Y vendrá el adiós
como el fuego que duerme en la cabeza de un fósforo.

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Manuel Forcano
(1968, Barcelona). Libros editados: D'un record a l'altre, 1993. De nit, 1999. Corint, 2000. Com un persa, 2001. El tren de Bagdad, 2004. Lei d'estrangeria, 2008.