jueves, 28 de octubre de 2010

Ante la muerte, una esperanza


Sobre la muerte, sin exagerar
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No sabe encajar una broma,
no sabe de estrellas, de puentes,
de tejidos, de minas, de labranza,
de construir barcos, ni de pastelería.
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Hablamos sobre el día de mañana
y dice su última palabra
sin venir nunca al caso.
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Ni siquiera sabe hacer
las funciones propias de su oficio:
ni cavar fosas,
ni clavar ataúdes,
ni limpiar los despojos que su paso deja.
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Ajetreada con tanto matar,
lo hace de cualquier modo,
sin método ni destreza.
Como si se estrenara con cada uno de nosotros.
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De acuerdo, tiene éxitos,
pero ¡cuántos fracasos,
cuántos golpes fallidos
e intentonas estériles!
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A veces le faltan fuerzas
para fulminar a una mosca en vuelo.
Y más de una oruga la deja atrás
al arrastrarse en la carrera a más velocidad.
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Todos esos tubérculos, vainas,
antenas, aletas y branquias,
plumajes nupciales y pelambres de invierno
demuestran serios retrasos
en su penosa labor.
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La mala voluntad no basta,
y nuestra ayuda a base de guerras y revueltas
no le resulta por ahora suficiente.
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En los huevos laten corazones.
Crecen los esqueletos de los recién nacidos.
Las semillas se visten con sus primeras hojas
y a veces también con árboles en el horizonte.
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Quien afirma que es todopoderosa
es, él mismo, prueba viviente
de que, de todopoderosa, nada.
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No existe vida
que, aun por un instante,
no sea inmortal.
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La muerte
siempre llega con ese instante de retraso.
En vano golpea con la aldaba
en la puerta invisible.
Lo ya vivido
no se lo puede llevar.
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Wislawa Szymborska, de su antología Paisaje con grano de arena, Lumen, 2005. Poeta polaca. Traducción: Ana María Moix y Jerzy Wojciech Slawomirski.

lunes, 25 de octubre de 2010

Diana Bellessi en Casa de América





Lectura de poemas Tener lo que se tiene







Ciclo La Estafeta del viento
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La cita: Casa de América
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Martes 26 de octubre. 19.30 hs.
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Presenta: Benjamín Prado
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Entrada libre

Bellessi: mútiples voces, ritmos y máscaras

Muestra el hueco, la cuenca vacía donde ahora
reposa en dorada esmeralda....
el iris impreso del globo, la mirada
Muestra la mandíbula
una carcajada fósil, lejos del tumulto
risible de la vida que la desata
Muestra su quietud
a la otra mitad en movimiento: el embate
vivo de la cara. Intenta anticipar
aquello que siempre golpea por sorpresa
Se demora. Se le hace que hablará
a su otra mitad la calavera
Busca restituir
la nacarada fruta de la carne en su media cara
Recuerda un bolero un mapa de
tropical islands. Calavera no llora ni mama
Reclama una ilusión: la fiera o el pasto de las
fieras. Una retórica salvaje exige
enemigos a la vista, higos manando
la dulzura de su leche en medio del verano
El ideal rotundo de la muerte, transformación
cambio -ácaros, hongos y babosas modificando
los canteros desordenados- o una imagen que niega
en su belleza inmodificada
la existencia del jardín. Borrar
la muerte o actuarla no es nunca su anticipo:
aquél, video clip sin sentido
de la ofensa. Pequeña y patética
muestra
el hueco, la cuenca vacía donde ahora el iris resalta
la belleza siempre condenada y que siempre
otra forma delata

Diana Bellessi (1946, Zavalla, Santa Fe, Argentina). de su libro El jardín. Poeta. Libros publicados: Destino y propagaciones, 1970. Crucero editorial, 1981. Tributo del mudo, 1982. Contéstame, baila mi danza(selección y traducción de poetas norteamericanas contemporáneas, 1984, reeditado en 1995, con el título Diez poetas norteamericanas). Danzante de doble máscara, 1985. Eroica, 1988. Buena travesía, buena ventura Uli, 1991. El jardín, 1993. Colibrí, ¡lanza relámpagos! poemas escogidos, 1996. The twins, the dream (libro a dos voces con Ursula K. Le Guin, 1996, reeditado como Gemelas del sueño), 1998. Sur, 1998. Leyenda, poemas escogidos, 2002. Antología poética, 2002. Mate cocido, 2002. Desnuda y aguda la dulzura de la vida (selección y traducción de la obra de Sophia de Mello Breyner Andersen), 2002. La edad dorada, 2003. La rebelión del instante, 2005. Lo propio y lo ajeno, libro de reflexiones, 2006. La penumbra que mira el oro, poemas escogidos, 2007. La voz en bandolera, antología, 2007. Tener lo que se tiene, poesía reunida, 2009.

viernes, 22 de octubre de 2010

Goya, la creación y su libertad

























Un siglo antes ¿algún parentesco con los surrealistas?

Francisco de Goya (1746-1828). El toro mariposa. Dibujante. Grabador. Pintor. Pertenece a la serie de dibujos que realiza durante su exilio, en Burdeos, 1825-1828. Imagen tomada del periódico El País, 2006.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Unos poemas de Tomas Tranströmer

Visión de la memoria
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Una mañana de junio, demasiado temprano
para despertar, pero tarde para volver a dormirse.
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Tengo que salir al verdor que está lleno
de recuerdos, y ellos me siguen con la mirada.
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No se ven, se funden totalmente
con el fondo, camaleones perfectos.
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Estoy a un paso de oírlos respirar
pero el canto del pájaro ensordece.
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Garabatos de fuego

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En los meses sombríos centelleaba mi vida
............solo cuando hacía el amor contigo.
Como el cocuyo se enciende y se apaga, se enciende y se apaga
...............-uno puede seguir de a ratos su trayecto
en la oscuridad de la noche, entre los olivos.
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En los meses sombríos el alma estuvo hundida
...........y sin vida
pero el cuerpo iba derecho a ti.
Mugía el cielo nocturno.
Nosotros ordeñábamos a escondidas el cosmos y sobrevivíamos.
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Alcaico
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Un bosque de mayo. Toda mi vida trasguea aquí:
........la invisible mudanza. Un canto de pájaro.
...........En silenciosos charcos, signos de preguntas
.................furiosos danzan: larvas de mosquitos.
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Huyo hacia los mismos lugares y palabras.
..........Brisa fría del mar, lame el dragón de hielo
...................mi nuca duerme mientras el sol quema.
.......................Con llamas tibias arden los enseres.

Tomas Tranströmer (1931, Estocolmo). Poeta. Poemas de su antología El cielo a medio hacer, Nórdica Libros, 2010. Traducción y selección de Roberto Mascaró. En ella se encuentran 12 libros del poeta (desde 17 poemas, 1954, hasta Visión de la memoria, 1996). En 1992, Hiperión publicó la primera antología de Tranströmer al castellano, Para vivos y muertos, traducción Roberto Mascaró y Francisco Uriz. El poeta padeció una hemiplejía en 1990, desde entonces, no puede hablar pero sí escribir.

domingo, 17 de octubre de 2010

Del controvertido Ted Hughes

Dedos
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¿Quién se acordará de tus dedos?
¿De su alada vida? Volaron
en la luz de tu mirada.
Al piano, machacando éxitos de los cuarenta,
realizaron un incidental número cómico,
de su propia cosecha, marionetas con humor de payaso listo.
Tu única preocupación era que llegasen a las teclas.
Pero mientras hablabas, mientras tus ojos mostraban
los estorbos de tu exuberancia,
flamearon e hicieron ellos acrobacias de ballet.
Pensé en pájaros del trópico en algún acto
de despliegue sexual, brincando o dando volteretas,
haciendo rarezas en el aire y cayendo al polvo.
¡Aquellos bailarines de tu exceso!
Con toques tan ágiles, prácticos -tan precisos.
Pensando sus propios pensamientos igual que relámpagos
acariciaron el carmín de las comisuras de tu boca.
..
Esbeltos conductores de tu pericia,
refocilándose en tu máquina de escribir,
poseídos de un espíritu infantil, como duendecillos,
que, hicieran lo que hiciesen, lo bailaban o volvían mimo
en la ingrávida generosidad de lo expresivo.
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Me acuerdo de tus dedos. Y los dedos de tu hija
recuerdan tus dedos
en todo cuanto hacen.
Sus dedos obedecen y honran a tus dedos,
Lares y Penates de nuestra casa.

Ted Hughes (1930, Yorkshire, Londres -1998, Londres). De su libro Cartas de cumpleaños, Lumen, 1999. Traducción: Luis Antonio de Villena. Otros títulos traducidos al castellano: El azor en el páramo, antología, Bartleby, 2010. Traducción Xoán Abeleira. Gaudete, Lumen, 2010. Traducción: Juan Elías Tovar.

Sobre Cartas de cumpleaños













Libro publicado por el poeta inglés en 1998, meses antes de morir. En estos poemas, escribe, por primera vez, en 38 años, sobre su relación con la poeta norteamericana Sylvia Plath.
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Sobre este poemario escribe su traductor, el poeta español Luis Antonio de Villena:
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…Magno pues se trata de una obra voluminosa (88 poemas, largos en general, alguno hasta de tres páginas) y además porque, con algún descenso, es un complejísimo intento, de base narrativa pero lleno de hondura y símbolos, por indagar y desentrañar una relación compleja. El mundo de Sylvia Plath, nunca mencionada con su nombre en el texto, pero aludida desde el primero al último poema, buscada, diseccionada, analizada, en un intento de comprensión poética que se basa en los recuerdos de Hughes, pero también en los numerosos textos de Plath (diarios, relatos, poemas con igual tema o título) a los que él responde. De ahí que se hable -críticamente- de un diálogo y hasta de una correspondencia…

....Ted Hughes, dos años mayor que Sylvia, fue para muchos el heredero natural -por cultura y estilo- de esa saga de poetas intelectuales que se abre con T. S. Eliot, continúa con W. H. Auden y seguiría (en lengua inglesa) con Ted Hughes. Sin duda un poeta intelectual, pero menos “académico” (menos clasicista) que los atrás mencionados. De hecho, habitualmente, Hughes es un poeta de ritmos elaborados pero duros, que gustó del lado más anglosajón del inglés, y que despliega en sus poemas una visión del mundo emparentada en alguna medida con lo que denominó Freud “el oscuro ‘ello’”. Un fondo natural, animista, de sangre y violencia, con el que el hombre -que como los animales lo posee- tiene que convivir. Quizá por ese ángulo elemental y violento (aunque muy rico en simbología) Hughes escribió frecuentísimamente en su poesía sobre animales, y tanto que en 1995, y en cuatro volúmenes, publicó una nutrida antología temática, Animal Poems -Poemas de Animales- de los que una brevísima muestra se ha traducido al español (Mitos, Mondadori, 1999)...

miércoles, 13 de octubre de 2010

Nordbrandt, dos poemas

China contemplada a través de un aguacero griego en un café turco .
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La llovizna
cae en mi café
hasta que se enfría
y se sobra
hasta que se sobra
y se aclara
de forma que se hace visible
la imagen del fondo.

La imagen de un hombre
con barba larga
en China, delante de un pabellón chino
bajo la lluvia, una lluvia torrencial
que ha cuajado
en rayas
sobre la fachada azotada por el viento
y en la cara del hombre.

Debajo del café, la leche y el azúcar
que están a punto de separarse
bajo el gastado esmalte
los ojos parecen apagados
o vueltos hacia dentro
hacia China, en la porcelana de la taza
la taza que lentamente se vacía de café
y se llena de lluvia
lluvia clara. La lluvia de primavera
se pulveriza sobre la marquesina de la taberna
las fachadas del otro lado de la calle
semejan un gran
muro de porcelana muy gastado
cuyo resplandor atraviesa las hojas de la vid
hojas de vid que también están gastadas
como dentro de una taza. El chino

ve aparecer el sol a través de una hoja verde
que ha caído en la taza.

La taza cuyo contenido
ahora aparece completamente transparente.
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Nuestro amor es como Bizancio

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Nuestro amor es como Bizancio
tuvo que haber sido
la última noche. Tuvo que haber habido
me imagino
un resplendor en los rostros
de los que se agolpaban en las calles
o formaban pequeños grupos
en las esquinas de las calles y en las plazas
hablando en voz baja,
un resplandor que tuvo que haberse parecido
al que tiene tu cara
cuando te echas el pelo hacia atrás
y me miras.
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Me imagino que no hablarían
mucho y solo de cosas
bastante indiferentes,
que tratarían de hablar
y se detuvieron
sin haber llegado a decir
lo que querían
y lo intentaron de nuevo
y lo volvieron a dejar
y se miraron mutuamente
y bajaron la mirada.
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Los íconos muy antiguos, por ejemplo
tienen el mismo resplandor
que el flamígero fulgor de una ciudad en llamas
o el brillo que la muerte inminente
deja en unas fotografías de muertos prematuros
en el recuerdo de los supervivientes.
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Cuando me vuelvo hacia ti
en la cama, tengo la sensación
de entrar en una iglesia
que fue quemada
hace mucho tiempo
y donde solo ha quedado
la oscuridad en los ojos de los íconos
plenos de las llamas que los aniquilaron.

Henrik Nordbrandt (1945, Copenhague), de la antología Nuestro amor es como Bizancio. Traducción de Francisco J. Uriz, y de todos los títulos traducidos en España: El temblor de la mano en noviembre, Bassari ediciones, 2003. 84 poemas, Bassari ediciones, 2005. Armenia, Bassari ediciones. Nuestro amor es como Bizancio, antología poética, Lumen, 2004. Puentes de sueños, Visor, 2008. Nuestro amor es como Bizancio, Lumen, colección Debolsillo, 2010.

Unas palabras sobre Henrik Nordbrandt

En la plaza de Israel
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Ojalá nunca hubieras venido
así la noche tampoco habría pasado nunca.
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Y ojalá no te hubieras quedado
así la mañana tampoco habría llegado nunca.
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Ojala no sé hiciese nunca verano
así el verano estaría siempre acercándose.
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H.N.
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Algunos conceptos del crítico Jaime Siles sobre la poética de Henrik Nordbrandt. Lo presentó en el Círculo de Bellas Artes, mayo 2008 .

….Crítico con todo lo q
ue hay que serlo, Nordbrandt ha ido componiendo un riquísimo abanico de voces entre las que suena de manera especial una: la del amor. Pero lo singular de sus poemas no es lo que tienen de visible tradición sino lo que añaden a ella y le aportan: el modo en que los textos crean su propio movimiento y la implacable voluntad de estilo que rige su obstinada búsqueda de su “concepto de la composición”. Se apoya éste no tanto en un mosaico de modelos como en una metamorfosis metafísica, cuyo objeto final es hacer visible la imagen del fondo, sus direcciones múltiples y su nada artificiosa complejidad. Sigue a ésta otra fase en la que la enumeración tiende a sustituir la anécdota por el inventario: así, una sentencia, un aforismo o una máxima se desarrolla en una serie de situaciones que atomizan todos sus elementos en una diseminación casi manierista que los recoge a todos ellos juntos en el verso final...
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. .
El traductor de todas sus obras al castellano, Francisco J. Uriz, describe a Nordbrandt en Afinidades afectivas: antología de Poesía nórdica, 2003: ...Es un trotamundos, un no-danés por propia elección, el amante que con su presencia, su lejanía, su música sensual de ritmos suaves, enardece el idioma danés.

domingo, 10 de octubre de 2010

Del poemario: Y todos estábamos vivos

Voy acarreando cosas como una vieja
de pueblo. Lo soy. Y según pase el tiempo
precisaré alforjas a las que ir echando
todo lo imprescindible. Lo imprescindible
es superfluo -fetiches, un libro, abanico,
tijeras, cuaderno, pluma- como si
cada vez más fuera
aferrándome en vez de desprenderme
a pequeñas cosas, salvoconducto
para cruzar la calle o tomar café, ni siquiera
los siete granos de granada. Y así no vamos
a ninguna parte. Aparte gafas y llaves
y efectos de belleza cosmética, un
botellín de agua y un paraguas
plegable que no pesa, todo acaba pesando.
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.................................

Sordas y ciegas, hacen música -una lira,
una flauta-. Bellas y calvas. En su
regazo o cerca, diminutas, sus hijas. Sin ojos
orejas ni cabellos. Cuidan del mundo
ni idiotas ni inclementes, viven su afilado
sentir, y crecen las pequeñas; airosas y
gráciles. No lejos, se afanan otras, corren
y vuelan con antorchas y prenden
luces en la noche. Las atentas entretanto
están en su atención, hacen música.
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..................................
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ganar un día cada día, llegar
a la noche y respirar, con cada movimiento
ir haciendo, del ritmo de la respiración,
aliento para llegar
al día
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..................................
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Halcón, halcón, qué sabes, dime,
de la afilada ternura que se aleja, adónde
va. Viene de dónde este cerrarse
del pulso intransigente. Cielo
y tierra rasos, como objeto tuyo
me miras, cernido y alto, culebrilla
de agua la que casi es de arena. Desde
los eucaliptos vienes, desde el silbo
transparente de febrero que te llama
y yo, dime, me he ido dónde.
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Olvido García Valdés (1950, Santianes de Pravia, Asturias). Poeta. El tercer jardín, 1986. Exposición, 1990. ella, los pájaros, 1994. caza nocturna, 1997. Del ojo al hueso, 2001. La poesía, ese cuerpo extraño, antología, 2005. Y todos estábamos vivos, 2006. Esa polilla que delante de mí revolotea. Poesía reunida 1982-2008, 2008
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jueves, 7 de octubre de 2010

Algunos poemas de Matar a Platón

..........................................1
Un hombre es aplastado.
En este instante.
Ahora.
Un hombre es aplastado.
Hay carne reventada, hay vísceras,
líquidos que rezuman del camión y del cuerpo,
máquinas que combinan sus esencias
sobre el asfalto: extraña conjunción
de metal y tejido, lo duro con su opuesto
formando ideograma.
El hombre se ha quebrado por la cintura y hace
como una reverencia después de la función.
Nadie asistió al inicio del drama y no interesa:
lo que importa es ahora,
este instante
y la pared pintada de cal que se desconcha
sembrando de confetis el escenario.
.
..........................................7
.
Está creciendo el número de los espectadores.
No como una marea, no:
como crecen los sueños
cuando el que sueña quiere saber qué se le oculta.
Crecen desde los huecos, desde los callejones,
desde la transparencia de las ventanas, desde
la trama, el argumento,
complicando la historia
ocupan las rendijas, los ojos de las tejas,
cruzan por las cornisas,
por los desagües bajan,
crecen en todas direcciones,
dispersando complican,
añaden, superponen, indagan desde dentro
lo que fuera no alcanza, gigantesco
cuerpo vampiro que procura
saberse vivo por un tiempo,
saberse vivo por más tiempo,
saberse vivo tras la página
que le invita a crecer, denso, fluido y compacto,
urdiendo sus defensas
al tiempo que investigan la manera
de saber sin sufrir,
de ver sin ser vistos.
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.........................................11
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Hay un niño pequeño, desnudo, en el balcón.
Algo cae, oblicuo, no sé si el sol, la tarde,
o quizás sea la calzada,
el caso es que aquel niño tiene la piel dorada
en razón de la oblicuidad.
De sus dedos escapan burbujas transparentes y su risa
es agua jabonosa que resbala en el aire y cae
oblicuamente como un eco
de estrellas impacientes.
Pero el niño dorado se cansa y la madre aparece.
Ella mira hacia abajo, se endereza de golpe,
levanta al niño con la fuerza del grito que reprime
e inicia el gesto que habrá de ocultar,
en los ojos del hijo, su propio espanto.
Apenas tiene tiempo, el pequeño inmortal,
de señalar con un dedo infinito
a una paloma que pasa rozando
la reja del balcón.
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.......................................28
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Yo no soy inocente. ¿Lo es usted?
La realidad está aquí,
desplegada. Lo real acontece
en lo abierto. Infinito. Incomparable.
Pero el ansia de repetirnos
instaura las verdades.
Toda verdad repite lo inefable,
toda idea desmiente lo-que-ocurre.
Pero las construimos
por miedo a contemplar la enorme trama
de aquello que acontece en cada instante:
todo lo que acontece se desborda
y no estamos seguros del refugio.
.
Bien pensado, es posible que Platón
no sea responsable de la historia:
delegamos con gusto, por miedo o por pereza,
lo que más nos importa.

Chantal Maillard (1951, Bruselas. Reside en España). Poeta. Doctora en Filosofía. Poesía: Hainuwele, 1990. Poemas a mi muerte, 1993. Conjuros, 2001. Lógica borrosa, 2002. Matar a Platón, Tusquets, 2004. Hilos, Tusquets, 2007. Hainuwele y otros poemas, Tusquets, 2009. Prosa: Filosofía en los días críticos. Diarios 1996-1998, Pre-textos, 2001. Diarios indios, Pre-textos, 2005. Husos, Pre-textos, 2006.

lunes, 4 de octubre de 2010

Argerich: carcajadas, pasión y tango

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Martha Argerich (1941, Buenos Aires. Reside en Bruselas). Libertango, de Astor Piazzolla. Este video pertenece a Conversación nocturna, documental de Georges Gachot. La fecha de estreno era en el 2003, la pianista detuvo su salida hasta junio del 2009. Muchos concuerdan que, en vivo, tiene el magnetismo de una estrella de rock. Uno de los pocos videos que se la escucha hablar en su "mejor porteño".

viernes, 1 de octubre de 2010

La familia china

II
Son chinas las tres chicas, pintadas con el fino pincel de un copista oriental. Ojos como rendijas miran la escena de la madre, lavando el kimono en el piletón del patio. Las miradas finitas rayan las ojeras de la madre, imitación de la sombra de un árbol exótico. Le dibujan persianas cerradas para protegerla de un sol de siesta, insoportable.
...El alma china de la familia se llena como una palangana porteña al compás de los dichos maternales del agua. Y las tres chicas recuerdan, al unísono, los agujeros dejados por las balas. Los agujeros del recuerdo, multiplicados por tres, ensucian con la sangre del padre el kimono que la madre lava, infinitamente, adentro del piletón de sus propias ojeras.
...Recordar, abrir el ojal de una herida llamada ojo, provoca un dolor de sol, insoportable, entre ceja y ceja. Por eso, a la sombra de un árbol exótico, las tres chicas pintan el alma de un dragón subiendo al cielo, con el fino pincel de sus pestañas.
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V
Cuando las tres chicas se acercan, el padre cierra el abanico de sus sentimientos, de golpe. Tiene miedo el padre chino de que el calor de sus hijas desplanche las rayitas de su alma, plisadas con suma paciencia por sus antepasados.
...El miedo le hace pitar de una boquilla elongada hasta el límite. Chupa del pico el hombre, y de su boca evaporada por el humo se desprenden pensamientos finitos como el perfil de un pez raya.
...Es el opio de los pueblos con que carga su boquilla el que lo hace descifrar sus pensamientos en voz alta. "Esas tintoreras -dice de sus hijas- calientan la pava y después yo salgo hecho una planicie. Qué saben ellas, tan chiquitas, del trabajo que costó a mis antepasados imitar el oscuro abanico de las olas, escama por escama, durante milenios, hasta hacer de mi alma este biombo musical que sólo los hombres chinos saben desplegar con dignidad".
...Al escucharlo, la más china de las tres chicas desenrolla el caracol de su rodete en señal de rebelión. Cae ondulado el bandoneón de su pelo, y el padre recuerda el golpe, seco, de una sombrilla al cerrarse.
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XII
Ése es el guía, el hombre iluminado, el mismo que conduce a los parientes a través de los amargos dédalos de la ciudad. Dicen que no hay callejón ni bajo fondo que resistan el alumbrado de semejante luminaria, ni siquiera el intrincado corazón de La del Medio, la más evanescente de las chinas.
...Cada vez que un rebaño de parientes llega desde la madre patria hasta la casa familiar, el muchacho se despacha con un discurso tan brillante que deja encandilados a los asistentes: la lumbrera de su entendimiento predica, como un farol, ante cualquier indicio de oscurantismo.
...Así sucedió aquella vez. Alardes, enfatismos: el peso relumbrante de las palabras cegaba al confuso rebaño, como siempre. Ni siquiera el velo de las pausas lograba opacar, con un poco de nada, la luz hiriente del guía.
...Pero de pronto, uno de los recién llegados balbuceó ¡i-ke-ba-na!, señalando el arbolito de navidad que guiñaba sus estrellas en la ventana de un vecino. Todas las cabezas giraron al unísino, y el giro, brusco, se esfumó en el aire como el gesto de un actor de la Ópera de Pekín.
...El ritmo sincopado de las sílabas ardió en el vacío de los ojos, igual que los cometas o las panaceas cuando cruzan la boca sombría del cielo.

María del Carmen Colombo, de La familia china (1950, Buenos Aires). Poeta. La edad necesaria, 1979. Blues del amasijo, 1985. Blues del amasijo y otros poemas, 1992 y 1998. La muda encarnación, 1993. La familia china, 1999 y 2006. Los sueños del agua, 2010.