domingo, 29 de agosto de 2010

Carballo, creatividad y sueños




Dibujar es escribir las formas: la manera más pura y abstracta de la plástica, directamente ligada al lenguaje de los sueños. A.C.






Título: Autorretrato con autobiografía ( En el texto de esta obra
, si se pudiese leer en el blog, se encontrarían claves de su vida y de su obra. Es de 1973).

Aída Carballo (1916-1985, Buenos Aires). Excelente grabadora, dibujante. También ceramista y pedagoga.

jueves, 26 de agosto de 2010

Juan Gelman sobre la poética de Olga Orozco

La indomable y feroz memoria

(Fragmentos de la presentación de Juan Gelman el día en que Olga Orozco recibe el Premio Juan Rulfo en Guadalajara, Méjico, 1998. Premio que a su vez ganaría Gelman dos años más tarde, en el 2000)

…….

Nadie sabe qué es la poesía. Se la describe por aproximación o imagen. La poesía es lenguaje calcinado. La poesía es un árbol sin hojas que da sombra. La poesía es palabra donde aún crepitan cenizas de lo que no alcanzó a tener nombre. Olga prefiere la definición del poeta estadounidense Howard Nemerov: “La poesía es la tentativa de apremiar a Dios para que hable”. Pero Dios está mudo y ella lo apremia sin descanso.

…….

Dylan Thomas explicó que nadie insistiría en este ardiente oficio de la poesía si no fuera en espera del milagro y se consolaba con Chesterton, para quien lo verdaderamente milagroso de los milagros es que a veces se producen. Olga busca algo más fascinante que el milagro, es decir, la materia que los hace. Por eso en su escritura no hay milagros: toda ella es milagrosa.

……

El “yo soy otro” de Rimbaud va más allá en el “yo soy el otro” de Nerval y aún más lejos en el “somos tantos en otros” de Olga Orozco. Su poesía -que ciertos críticos obedientes al ejercicio de etiquetar, adscribieron al neorromanticismo, o al surrealismo, o a otros ismos que vagan por ahí– es desde el inicio absolutamente única y su presencia trae la felicidad. Da nombre a seres que han de esperar siglos antes de existir.

……

¿Qué hace a su escritura sino el ver lo invisible? ¿Qué persigue sino la palabra que cante lo inefable? Olga ha dicho que sus poemas se aproximan invariablemente a ese centro sin golpearlo, pero sabe que no hay centro. O que ese centro “es una unidad más vasta que el universo” y pequeña para su sed. El centro está en el revés de su sed. Olga atraviesa –dice– “confusiones desconcertantes entre la pesadilla y la vigilia”, el porvenir mirado desde atrás, las madrigueras de la oscuridad que revisa para no olvidar. La poesía –avisa– “está entretejida con la sustancia misma de la vida llevada hasta sus últimas consecuencias”: lo que es, lo que no es, lo que pudo ser y no fue. Por eso la poesía de Olga dice lo que dice y también dice lo que calla y de ese modo calla lo que dice con un silencio parecido al de la revelación. Como la de los grandes místicos, la experiencia de Olga se cumple en la escritura.

……

Nunca se la ha visto merodear por los pasillos del poder político en busca de alguna sinecura, ni en los vericuetos de la vida literaria extendiendo la mano por un premio. No se presentó al Juan Rulfo, que un jurado sabio le acordó. Esto, que parece un rasgo de carácter, un mero dato biográfico, es un acto de escritura. “Los poetas creemos en las palabras –dice Olga– como si fueran mariposas en libertad”. Las palabras creen en los poetas, digo, cuando éstos vuelan en libertad.

miércoles, 25 de agosto de 2010

No hay puertas

.
.



Olga Orozco. Lectura de poemas en el ICI (Instituto de cooperación Iberoamericano),Buenos Aires,1986

Pavana de hoy para una infanta difunta que amo y lloro

A Alejandra Pizarnik

Pequeña centinela,
caes una vez más por la ranura de la noche
sin más armas que los ojos abiertos y el terror
contra los invasores insolubles en el papel en blanco.
Ellos eran legión.
Legión encarnizada era su nombre
y se multiplicaban a medida que tú te destejías hasta el último hilván,
arrinconándote contra las telarañas voraces de la nada.
El que cierra los ojos se convierte en morada de todo el universo.
El que los abre traza las fronteras y permanece a la intemperie.
El que pisa la raya no encuentra su lugar.
Insomnios como túneles para probar la inconsistencia de toda realidad;
noches y noches perforadas por una sola bala que te incrusta en lo oscuro,
y el mismo ensayo de reconocerte al despertar en la memoria de la muerte:
esa perversa tentación,
ese ángel adorable con hocico de cerdo.
¿Quién habló de conjuros para contrarrestar la herida del propio nacimiento?
¿Quién habló de sobornos para los emisarios del propio porvenir?
Sólo había un jardín: en el fondo de todo hay un jardín
donde se abre la flor azul del sueño de Novalis.
Flor cruel, flor vampira,
más alevosa que la trampa oculta en la felpa del muro
y que jamás se alcanza sin dejar la cabeza o el resto de la sangre en el umbral.
Pero tú te inclinabas igual para cortarla donde no hacías pie,
abismos hacia adentro.
Intentabas trocarla por la criatura hambrienta que te deshabitaba.
Erigías pequeños castillos devoradores en su honor;
te vestías de plumas desprendidas de la hoguera de todo posible paraíso;
amaestrabas animalitos peligrosos para roer los puentes de la salvación;
te perdías igual que la mendiga en el delirio de los lobos;
te probabas lenguajes como ácidos, como tentáculos,
como lazos en manos del estrangulador.
¡Ah los estragos de la poesía cortándote las venas con el filo del alba,
y esos labios exangües sorbiendo los venenos de la inanidad de la palabra!
Y de pronto no hay más.
Se rompieron los frascos.
Se astillaron las luces y los lápices.
Se desgarró el papel con la desgarradura que te desliza en otro
laberinto.
Todas las puertas son para salir.
Ya todo es el revés de los espejos.
Pequeña pasajera
sola con tu alcancía de visiones
y el mismo insoportable desamparo debajo de los pies:
sin duda estás clamando por pasar con tus ojos de ahogada,
sin duda te detiene tu inmensa sombra que aún te sobrevuela en busca de otra,
o tiemblas frente a un insecto que cubre con sus membranas todo el caos,
o te amedrenta el mar que cabe desde tu lado en esta lágrima.
Pero otra vez te digo,
ahora que el silencio te envuelve por dos veces en su sala como un manto:
en el fondo de todo jardín hay un jardín.
Ahí está tu jardin,
Talita cumi.

Olga Orozco (1920, Toay, La Pampa - 1999, Buenos Aires)

lunes, 23 de agosto de 2010

Juan Gelman. ¿Qué se sabe?

Del poema, nada. Llega, tiembla
y raspa un fósforo apagado.
¿Se le ve algo? Nada. Tiende una
mano para aferrar
las olitas de tiempo que pasan
por la voz de un jilguero. ¿Qué
agarró? Nada. La
ave se fue a lo no sonado
en un cuarto que gira sin
recordación ni espérames.
Hay muchos nombres en la lluvia.
¿Qué sabe el poema? Nada.


Mundar, Seix Barral, 2007


Fragmento de un reportaje realizado por Vicente Muleiro antes de la publicación de Mundar. Diario Clarín, 2006


...En verdad para mí la poesía es un instrumento para saber algo del porqué de la vida, de la historia en general, siempre pienso que escribo para saber qué me pasa. Algunas visiones críticas ajenas me ayudan, me dan pie para pensar y otras no tanto. Usted sabe que hay millones de definiciones sobre la poesía, sin embargo todavía no sabemos con certeza qué es.

¿Hay algunas definiciones sobre la poesía que le interesan?

Me interesan dos. Una de José Emilio Pacheco que dice que la poesía es la sombra de la memoria, aunque a veces crea que es la sombra de esa sombra. La otra definición es de una canción popular mendocina del siglo XVIII que dice que la poesía es un árbol sin hojas que da sombra.

domingo, 22 de agosto de 2010

Lamento por la tórtola de Butch Butchanam


el pobre butch butchanam pasó sus últimos años
cuidando a una tórtola ciega y sin querer ver a nadie
en solidaridad con el pájaro al que amaba y cuidaba
y a veces aleteaba en su hombro dejando caer
un dulce sonido a naranjos azules girando por el cielo
a demonios de pie sobre un ratón
a monos de piedra sorprendidos en el acto de hacer

"oh tórtola" decía butch butchanam "amas la ceguera
y yo convertí mi corazón en ceguera
para que vueles alrededor de él y te quedes"
pero lo que debe desaparecer
todo lo que se masca come chupa bebe o saborea
venía con el crepúsculo y tristeza para butch
tristeza para butch

el cual:
soñaba con el desierto sembrado de calaveras de vaca
los castillos de arena instantánea o polvo rápidamente quieto en tierra
los oleajes (como de serpiente) del tiempo en Melody Spring
y los antepasados que ya no conocían la muerte ni el dolor de la muerte
y hablaban un idioma lento amarillo feliz
como un lazo de oro al cuello

noches y noches soñó butch butchanam
hasta que supo que iba a morir
enfiló su cama hacia el sur y se acostó de espaldas al cielo
y dejó escrito en la tórtola que lo enterraran de espaldas al cielo
y aquí yace de espaldas al cielo mirando todo lo que baja y sube
en Melody pueblo de miserables que:

degollaron la tórtola la asaron se la comieron
y comprobaron con cristiano horror
que los miraba desde el plato
con el recuerdo de sus ojos

Juan Gelman (1930, Buenos Aires). Traducciones III: Los poemas de Sydney West, 1969

viernes, 20 de agosto de 2010

Bourgeois y el juego de las emociones

Título: Maman














Título: Tejiendo el tiempo


No soy lo que soy. Soy lo que hago con mis manos. L.B



Mis primeros trabajos hablan del miedo de caer. Luego se convirtió en el arte de caer. Cómo caer sin hacerte daño. Luego fue el arte de permanecer. L.B.















Louise Bourgeois
(1911, Paris -2010, Nueva York). Escultora. Abarca la mayoría de los movimientos de vanguardia del siglo XX. Sus obras exploran la sexualidad, la feminidad y el aislamiento.

Foto Robert Mapplethorpe

miércoles, 18 de agosto de 2010

Chillida, el electricista, y la música




.
.

.
La obra es para mí contestación y pregunta. E.C.








Título: Casa de Juan Sebastián Bach


Hace unos años vino a mi estudio un electricista. Un hombre como tanto otros, sencillo y buen trabajador. Mientras trabajaba, observó varias piezas, pero a diferencia de otras personas que siempre tienen preguntas, no preguntó nada. Cuando estaba a punto de irse, volviéndose hacia mí, dijo: Entiendo...Su obra es como la música pero en hierro. En mi estudio, en aquella época, se encontraban bastantes esculturas que tenían todas que ver con la música.

Eduardo Chillida. Escultor (San Sebastián1924-2002). Escritos. La fábrica editorial, 2005.

jueves, 12 de agosto de 2010

Fragmento de Clarice Lispector


.
Estoy siendo antimelódica. Me complazco en la armonía difícil de los ásperos contrarios. ¿Adónde voy? Y la respuesta es: voy.

Cuando muera nunca habré nacido y vivido; la muerte borra las huellas de la espuma del mar en la playa.

Ahora es un instante.

Ya es otro ahora.

Y otro. Mi esfuerzo: traer ahora el futuro hasta el ya. Me muevo dentro de mis instintos hondos que se cumplen a ciegas. Siento entonces que estoy cerca de las fuentes, lagunas y cascadas, todas de aguas abundantes. Y yo libre.

Escúchame, escucha mi silencio. Lo que digo nunca es lo que digo sino otra cosa. Cuando digo "aguas abundantes" estoy hablando de la fuerza del cuerpo en las aguas del mundo. Capta esa otra cosa de la que en realidad hablo porque yo misma no puedo. Lee la energía que está en mi silencio. Ah, tengo miedo de Dios y de su silencio.

Me soy.


Agua viva (1973). Traducción Elena Losada, Editorial Siruela, 2004.

Sobre Agua viva

Uno de los libros más fascinantes de Clarice Lispector es Agua Viva (1973), una larga reflexión sobre la eclosión de una escritura. El texto, escrito por una mujer, haciéndose delante del lector, es una larga carta cuyo destinatario sirve de punto de apoyo para la composición. La mujer siente en sí misma un nuevo nacimiento -ningún cordón umbilical la une a nada o nadie- manifestando en su frase lo maravilloso de la alegría. Es la alegría del placer de escribir y del descubrimiento de su nueva libertad. Escribir es su manera de ser: La palabra es mi cuarta dimensión.

Los hilos del discurso componen un relato fragmentado con divagaciones que cuestionan el procedimiento ficcional y formulan una reflexión sobre la eclosión de una escritura: Te escribo en desorden, ya lo sé. Pero es como vivo. Yo sólo trabajo con encuentros y pérdidas (...) ¿Tengo un argumento de vida?, soy inesperadamente fragmentaria. Soy poco a poco.


Bella Jozef. Trabajo publicado en Revista Anthropos, colección Huellas del conocimiento, cuaderno especial dedicado a Clarice Lispector (1997).

Otra mirada sobre Clarice Lispector

Ella tuvo dos valentías: la de ir a las fuentes -a lo extraño del yo. La de volver, a ella, casi sin el yo, sin renegar de la ida. Se deslizó fuera del yo, tuvo esa severidad, esa paciencia violenta, salió por despegue, por irradiación, por despojamiento de los sentidos, hay que desnudar la vista, hasta la vista desnuda, hay que quitar a los ojos las miradas que rodean, verter las miradas que reclaman, como si fueran lágrimas, des-mirar hasta la vista sin proyecto, la contemplación.

Ella tuvo la doble valentía que sólo tienen las mujeres, cuando han seguido el curso del miedo, y han descendido por él hasta el desierto, y lo han reconocido hasta la muerte, y ahí, lo han probado para volver, no sin miedo, pero capaces en lo sucesivo de miedo vivo. Más grandes. El valor de no creer, y luego el valor de empezar a tener maravillosamente ganas de vivir antes, antes de toda explicación, antes de toda razón, antes de toda esperanza. O después.


Hélène Cixous. La risa de la medusa. Anthropos Editorial (1995).

Texto de Clarice Lispector por Maria Bethânia

.
.